El om es el mantra más popular entre los yoguis.
Se trata de la vibración más básica atribuida al universo. El canto de este mantra tiene un gran poder curativo tanto a nivel físico (acalla la mente y calma el sistema nervioso) como espiritual (genera sensación de conexión con todos los seres vivos). Sin embargo, encontramos que en nuestra sociedad de Occidente el om se encuentra muchas veces relegado a esa (de momento) minoría yogui que practica un yoga más espiritual.
Cuando invitas a entonar este mantra al inicio o al final de una clase de yoga puedes encontrarte con distintas situaciones.
He asistido a clases en las que, cuando el profesor con gran entusiasmo y esperanza nos animaba a exhalar un om pausado y relajante, se podía sentir la tensión contenida de la gente, por lo que al final la voz del profesor era la única en escucharse en toda la sala, cerrando la sesión con una palpable energía de desconexión entre los asistentes.
En otras, algún practicante más osado (o más considerado) se animaba a pronunciar un tímido om un tanto quebrado con el inevitable carraspeo rompiendo así la magia del momento. Pero en otras, al om del profesor le seguían una sucesión de desatinados oms cada cual más desafinado que convertía la clase de yoga en un atajo de mulas quejicosas haciendo de esta experiencia algo más cómico que místico.
Pero han sido más numerosas las clases a las que he asistido donde todos juntos cantábamos el mantra y además, lo entonábamos perfectamente como por arte de magia y acabábamos como levitando sobre la esterilla con los pelos como escarpias.
No obstante, la primera vez que oyes a la gente a tu alrededor cantar mantras piensas que en qué secta te has metido. Luego te sientes en la obligación de unirte por respeto, y lo haces tímidamente pero sin intención sintiendo únicamente un profundo sentido del ridículo. Cuando compruebas que nadie está ahí para escucharte, le pones más ganas. Y entonces el sentimiento de comunidad aparece, para luego volverse algo más individual y se convierte en una oportunidad para echar una rápida mirada al interior.
Entonces descubres uno de los momentos más mágicos de la práctica del yoga: el poder recorrer con tu voz y tu respiración todos los rincones de tu cuerpo, notar cómo utilizas tu energía para resonar en tu propio “recipiente”. Se siente realmente como un acto de sanación interna. Encontrarte acompañado de gente, todos unidos por el yoga, y pronunciar un mantra tan simple pero poderoso resulta en principio un primer paso hacia la espiritualidad un tanto incómodo, pero definitivamente revelador y gratificante.
La espiritualidad en Occidente suele generar sentimientos de miedo y rechazo. Es nuestro deber como profesores de yoga acercarla amablemente a nuestros estudiantes y comprobar si están en el momento adecuado de recibirla. Sin forzar. En mi caso, comencé en el yoga con una decidida mirada escéptica hacia la espiritualidad. Por supuesto, cantar oms en clase no te convierte instantáneamente en un swami o en un maestro espiritual, pero darle una oportunidad a este acto en grupo me abrió la puerta hacia una espiritualidad más cercana, más amable, menos siniestra. Cambié el rechazo por la curiosidad, comencé a probar la meditación y a indagar un poco más en este mundillo inmensamente grande y abrumador.
Para mí no hay nada más gratificante que cantar OM con toda la clase al final de la sesión, sonemos como mulas o como un coro de iglesia, eso no importa. Pero no os voy a engañar, sigo siendo reticente a cantar otros mantras más largos y complicados en sánscrito sin conocer su significado. Pero he aceptado que esta sensación forma parte de mi formación como estudiante y profesora y que tengo que empaparme de ciertos conceptos, emociones y experiencias antes de capuzarme en otros. Mi yoga tiene etapas y evoluciona, por eso me gusta decir que me paso la vida yoguineando.
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Julia
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14 comentarios en “Om y el miedo a la espiritualidad”
Si es cierto cuando uno empieza siente que esta haciendo el ridículo
Así es 😀
Y cuando te quedas esperando conteniendo la inspiración hasta que el profesor comienza el siguiente Ommm…..también os pasa?
jajaja ¡SÍ! Al principio le esperaba pero luego fui a clases donde la gente hacía el om cuando le venía bien por su ritmo de respiración y la verdad, mucho más liberador 🙂 Pregúntale a tu profesor, estoy segura de que no le importa que cada uno vaya a su ritmo 😀
Hola. Al principio me daba mucha vergüenza, veo que como a todes. Pero al final es uno de los momentos que más me gustan. Cuando lo canto como lo haría en mi casa estando sola demuestra lo centrada que estoy en lo que de verdad importa aunque no suene bien. No lo sé, no me importa.
Hace un tiempo fui por primera vez a una sala que descubrí aquí en Barcelona y no era Om solamente. Todos comenzaron a cantar Om Apavitra, Lo cantaron como una sola persona y no sé que me recorrió por el cuerpo. Al salir le pregunté al profesor donde podía conseguir la letra y me dijo que la aprendería escuchándola y así fue.
Feliz semana
¡Qué bonito! 🙂
Gracias Julia!! en mi caso, como profesora de yoga novata, aún n me he atrevido a pronunciar ni un ohm por miedo al rechazo de mi nuevo grupo de alumnos/as. A mí me encanta hacerlo cuando, como dices tú, siendo alumna cantabamos al unísono (y creeme, he pasado por todas las fases que dices en este artículo), pero no me atrevo a que mis alumnos, que vienen a clase por temas de espalda y ganar flexibilidad, entonen el ohm. Ojalá algún día, con más confianza, pueda plantearselo . GRACIAS !!!
Sara, te animo a que empieces con un solo om y luego añadas más.
Si quieres hazlo tú sola y más tarde invítales que lo hagan. Si solo lo hace uno o dos, no te lo tomes a lo personal… Al principio cuesta soltarse delante de los alumnos pero luego verás como si no lo haces un día te piden explicaciones jeje ¡Me ha pasado!
Jajajajaja me ha pasado TODO lo que explicas! La incomodidad inicial, por tener ese rechazo casi automático a cualquier cosa espiritual cuando empiezas… la evolución a la curiosidad… el tono tímido las primeras veces… Lo que me sigue pasando es que siempre espero a que el profesor/a empiece a cantar su Om para ajustar el mío al mismo tono, porque escuchar Om cada uno a una nota, hace que me sienta como cuando se canta el cumpleaños feliz cada uno por su lado, totalmente desafinado… jajajaja
¡Un abrazo, Julia!
jajja un abrazo también para ti, Jacqueline, ¡gracias por comentar!
Al Principio es como raro pero una vez que lo haces mas consciente de tu cuerpo y no del que dirán… es muy genial!!
sientes que te conectas con el silencio y con tu cuerpo y se siente como que el cuerpo flota y te trasladas a un nuevo mundo
¡Ya te digo, Pía! 🙂
Mi profesor de yoga super crack al principio nos pedia que lo pensáramos, el lo cantaba y que lo pensáramos. Un día nos dijo que ibamos a hacerlo en voz alta y surgieron mulas chillonas, suspiros de España, carraspeos involuntarios y bastante desitonía respecto de su perfecto Ohm. Reconozco que el sentido del ridículo fué enorme pero la verdad es que ahora cuando cierro con un ohm y tres shantis me quedo tan pancha y estoy empezando a disfrutarlos más que nada porque siento esa vibración conectiva conmigo y con el mundo en general. Es verdad que ahora practico en casa sola pero cuando he hecho alguna clase virtual en grupo se potencia un montón. Espiritual o no, la sensación está ahi y es una experiencia más para conectar con tu cuerpo y con tu mente. Muchas gracias por todo lo que nos das, Julia. Y mucha suerte en tu proyecto virtual.
Gracias a ti por tu aportación, me ha encantado conocer tu experiencia, me has sacado muchas sonrisas.
Un abrazo 🙂