Cuando las agujetas aprietan

Yoga para las agujetas

El otro día fui a clase de yoga con unas agujetas horribles. De esas que te hacen replantearte por qué haces esto del yoga voluntariamente.

La cosa es que me lo había buscado: el día anterior me metí una buena caña, y por horarios, no me dio tiempo a elegir una clase suave para el día siguiente. Así que ahí estaba yo, con los costados doloridos y los brazos temblando desde el primer vinyasa.

Al principio me obligué a seguir el ritmo. Pensé: “¿Y por qué iba a rendirme? ¿Desde cuándo me dejo vencer por unas simples agujetas?”

Pero claro… entre pensamiento y pensamiento, cada transición era un suplicio. Hasta que, en mitad de una postura, se me encendió la bombilla:

Ser constante en yoga no significa hacer siempre lo mismo.
Significa adaptar siempre que haga falta.

¡Y vaya si hacía falta!

Porque ser un buen practicante no es hacerlo todo. Es saber cuándo no hacerlo.
Como mujeres, somos cíclicas. Nuestro cuerpo, nuestra energía, nuestro humor… todo cambia.
¿Por qué iba a ser diferente en yoga?

Así que me pasé el resto de la clase preguntándome en cada postura:
¿Esto me viene bien ahora mismo? Y empecé a modificar, a saltarme vinyasas, a cambiar posturas. ¿Sabes qué pasó?

El cuerpo dejó de quejarse tanto. Y poco a poco, sin heroicidades, la práctica empezó a hacer efecto. No fue la mejor clase de mi vida… pero tampoco la peor. Y desde luego, fue mucho mejor que no haber practicado.

Eso sí, después de esa experiencia, decidí crear algunas sesiones específicas para esos días en los que tienes agujetas, pero no quieres dejar tu práctica tirada.

Así que si te has pasado un poco en tus últimas clases (o simplemente te duele todo y quieres un yoga amable), en mi escuela online tienes sesiones pensadas justo para eso.

Porque el progreso en yoga, como su nombre indica, debe ser progresivo.
Y porque las agujetas, aunque a veces nos parezcan “la medalla del esfuerzo”, si no te dejan moverte, no son tan buenas compañeras.

Porque el yoga no se abandona por un dolorcito… se adapta, se suaviza y, sobre todo, se sigue disfrutando.

Om shanti shanti requeteshanti
Julia

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