El acroyoga NO es yoga


La mayoría de vosotros sabéis que mi pasión por el yoga no es mayor que lo que siento por el acroyoga. Ambas disciplinas me hacen inmensamente feliz y no podría vivir sin una o sin la otra. Sin embargo, hace un tiempo en Instagram, me vi obligada a hacerme dos cuentas separadas: una para yoga (@yoguineando) y otra para acroyoga (@acroyoguineando). Aún así, a veces, me siento lo suficientemente valiente como para postear algo de acroyoga en la cuenta de Yoguineando, te cuento por qué.
Cuando yo comencé a practicar yoga, sus beneficios me abrumaron. También, a la vez, empecé a tontear con el acroyoga pero, al ser una disciplina tan acrobática, el miedo me paralizó durante un tiempo y me centré mucho más en el yoga que en el acro. Sin embargo, aunque el yoga me hacía muy feliz y había cambiado mi vida completamente, algo faltaba. Me sentía muy en consonancia conmigo misma, muy en mi centro, pero me faltaba conexión con el resto del mundo. El yoga me había hecho mejor individuo pero no mejor ser social. Volví al acroyoga, esta vez metiéndome de lleno y el cambio fue absolutamente radical: tenía más seguridad en mí misma y en los demás, mi capacidad para confiar en el otro aumentó, mi empatía, mis habilidades sociales e interpersonales comenzaron a desarrollarse exponencialmente casi sin darme cuenta.
Sin embargo, cada vez que compartía en mi red social principal (Yoguineando) mis experiencias, pensamientos, fotos o videos sobre el acroyoga, siempre recibía algún comentario de yoguis tradicionales, de la rama más extremista, criticando mi post y poniendo en duda mi credibilidad como yogui. «No sé por qué lo llamáis yoga si no tiene nada que ver, es un insulto a esta disciplina milenaria». Comencé a desarrollar un rechazo hacia esta comunidad purista que rechaza cualquier innovación en la disciplina del yoga y que la protege con recelo como si fuera un bien único que le pertenece. Dejé de postear sobre acroyoga y me hice dos cuentas separadas. Sin embargo, no he dejado de reprochármelo desde entonces ya que sigo notando cada día los beneficios del acroyoga en mi cuerpo, en mi mente y en mi vida social, ¿por qué privar a los demás de esto?
Por eso, cuando Lidia de Yoganímate, me propuso colaborar con ella en una charla sobre acroyoga le dije que sí inmediatamente. Ella me hizo la clásica pregunta de qué tiene que ver el yoga con el acroyoga y hablamos sobre por qué los yoguis tradicionales rechazan esta disciplina y por qué NO deberían hacerlo. Si quieres saber más sobre este tema y POR QUÉ el acroyoga podría mejorar tu vida, sólo tienes que darle al play.


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Om Shanti Shanti Requeteshanti
Julia
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