Ya no me gusta el yoga
“Últimamente no me encuentro. No conecto nada con el yoga, no consigo encontrar mi espacio. Me cuesta mucho aceptarlo ya que llevaba como cuatro o cinco años de práctica. Sin embargo con la pandemia empecé a dejarlo y ahora ya no encuentro mi momento para hacer yoga. Ya no me apetece practicar. “
Recibí este mensaje en diciembre de 2020 y con el permiso de su autora publiqué este texto de forma anónima en mis stories de instagram con la pregunta “¿Te ha pasado esto alguna vez?”
Dato curioso: el 85% de las personas marcaron que SÍ
A mí también me ha sucedido. De hecho han sido un par de veces ya. Una cuando era solo alumna y otra siendo alumna y profe. Durante estas épocas “negras” me daba pereza practicar y cuando lo hacía era horrible. Tenía sentimientos negativos sobre la práctica todo el tiempo y salía de las sesiones peor que entraba.
Me daba vergüenza admitirlo porque el yoga a veces puede parecerse un poco a un régimen militar y hay que practicar no matter what. Especialmente en determinados estilos.
Sin embargo, obligarme a practicar clases enteras en esas condiciones no hacía otra cosa que avivar la frustración, la pereza y la rabia contra el yoga.
“Si no practico una hora cada día, perderé mi flexibilidad”
“Adiós beneficios… adiós paz interior”
“Ya sabía yo que no podía ser constante en nada”
Ese tipo de pensamientos pasaban por mi cabeza, una y otra vez. Me parece horrible practicar para evitar el sentimiento de culpabilidad del “mal yogui”. Así que decidí encontrar la forma de seguir practicando yoga pero también respetar mis sentimientos y ser amable conmigo misma.

¿Por qué me pasa?
- No estamos diseñados para ser felices sino para sobrevivir. Después de una clase especialmente desagradable por lesión o por intensidad emocional, comenzamos una etapa de declive. El cerebro está diseñado para desechar cualquier intento de hábito que te remueva por dentro (como el yoga), por si acaso, ya que lo percibe como una amenaza y te insta a abandonar.
- Nos movemos por gratificación y resultados inmediatos, no por el proceso. Si practicamos yoga para obtener ciertos beneficios en vez de porque realmente disfrutemos de la introspección y conexión del momento, acabaremos frustrándonos ya que la mejora a nivel físico y mental no es lineal, hay estancamientos, pasos atrás, lesiones, etc. que forman parte de la práctica.
- Cuando se convierte en una obligación nos adentramos en el círculo vicioso de la culpa. Sabemos en yoga hay que ser constantes, así que a la mínima que fallamos nos invade el sentimiento de culpa. Entonces asociamos esa desagradable emoción al yoga. Cuando vuelve a presentarse la ocasión de practicar, el cerebro te avisa “Para qué vas a ponerte, con la pereza que te da, si igualmente no vas a ser constante nunca”. De nuevo, obligación y sentimiento de culpa. Y vuelta a empezar.
Cómo superarlo
Para solucionarlo decidí llevar a cabo lo que yo llamo la mínima práctica viable.
Es aquella sesión de yoga (en todas sus formas, ramas, caminos o como quieras llamarlo) que dura poquito tiempo, mínimo 5 minutos, pero que es llevada a cabo de manera súper consciente. Es como las fórmulas concentradas de los cosméticos y productos de limpieza. Mucho yoga, un yoga de calidad, en poquito tiempo.
Puede ser meditación, posturas, técnicas de respiración… pero serán mínimo 5 minutos al día. No hace falta más.
5 minutos de presencia y conciencia son suficientes para hacer yoga y obtener beneficios.
En numerosas ocasiones te bastará ese ratito para resetearte y sentirte bien contigo misma no solo por los beneficios del yoga, también por haber cumplido con tu deber de autocuidado.
Con la mínima práctica viable practicas de manera constante, obtienes los beneficios y te permite reconectar con la práctica (¡y, si no, solo han sido 5 minutos de penaero!)
Muchas veces verás que esos 5 min se convierten en 10, 20, 30 o mucho más. Y otros días tendrás que volver a los 5 minutos. Y, si en alguna etapa de tu vida, sientes la necesidad de parar, incluso alejarte de tu práctica de yoga… date permiso.
Creo mucho en el “menos es más” y en el “todos los días un poquito”.
Una herramienta anti-pereza
Muchas veces nos enrabietamos con la práctica porque nos autoexigimos grandes resultados (abrirme de piernas, hacer el pino o meditar como un monje en menos de 3 meses) o un nivel de constancia muy alto (todos los días 60 minutos de clase, por ejemplo). También sucede que no vemos los beneficios inmediatamente y eso nos desalienta.
Necesitamos un cambio de foco en nuestra práctica. Debemos comprender que lo importante es centrarse en disfrutar de esos minutos de práctica (sean 5 o 75), no obtener determinados beneficios.
Instagram no solo no ayuda, sino que te hunde más en la miseria al ver que no cumples los cánones del yogui molón.

Descárgate GRATIS las primeras páginas del libro "El hábito hace al yogui"
Desde que aplico la mínima práctica viable en mi rutina de yoga, soy más constante y no he vuelto a tener crisis con la práctica. De hecho, hago más yoga que nunca. A todos los niveles.
Por eso decidí poner todas mis energías en la creación de LA ESCUELA ONLINE YOGUINEANDO para crear sesiones de yoga de todas las duraciones, niveles y estilos. Para que, cuando estés en casa y necesites un estilo de yoga concreto, de una intensidad determinada y duración limitada, puedas acceder a él rápidamente. Sin tener que comprobar los horarios, la disponibilidad o la distancia de las clases de tu profesor en ese momento.
Para tener la oportunidad de practicar conmigo la mínima práctica viable.
Para que nunca te enfades con el yoga y que la práctica solo te sirva para crecer.
Practiques yoga conmigo, solo o con nadie recuerda:
Sé amable contigo mismo. Date permiso y sé consciente y estate presente solo 5 minutos al día.
¡Verás qué diferencia!
Espero que te haya servido este post. Si te ha gustado, no dudes en compartirlo o dejar un comentario más abajo.
Om shanti shanti requeteshanti
Julia
p.D.: ¿Te gustaría tener las claves para que ser constante en tu práctica de yoga fuera naan comido? ¿Te gustaría conocer los pasos para derrotar las excusas? Aquí puedes hacerlo.
6 comentarios en ““Ya no me gusta el yoga” por qué ocurre y cómo superarlo”
Tal cual.. pensé en abandonar yoga porque atravesando un duelo, volvía llorando de las clases … deje de obligarme a ir a las clases en el estudio y empecé a hacer sesiones cortas en casa… lloró, si, en la ducha… pero con más aceptación y autocompasión
Gabi gracias por tu comentario. Siento muchísimo por lo que estás pasando. Para mí es importante dejar que las lágrimas broten cuando sea necesario. Darnos permiso para poder pasar ese duelo tranquilos. Muchísimo ánimo con tu proceso. Un abrazo enorme
creo que empecé a evitar la práctica trabajando apertura de pecho, me agobiaba mucho… y pongo mil excusas para no ponerme en vez de escuchar las dos mil razones para hacerla…
Rosana, hermosa, recuerdo hablar de esto contigo hace años. Sigo pensando lo mismo, evita estas aperturas de pecho cuando no estés preparada para las emociones que puedan surgir y dale una oportunidad los días en los que sientas que puedes. Pero no dejes la práctica, si puedes, porque no sabrás si estás preparada para esas emociones hasta que no te encuentres ahí, a puntito de la apertura de pecho y puedas decidir.
Un besazo enorme, ojalá nos veamos prontito
Buenos días ,
Soy Ana. Practico Yoga desde hace 7 años. Al principio lo practicaba en casa y cuando ví que me gustaba empecé a apuntarme a clases.
Este año me he apuntado a una clase con una profesora nueva.
Al principio bien. Su práctica era bastante suave, pero bastante suave, eh?, la verdad, pero no sé qué hacía , que empecé a dormir del tirón, como nunca.
Después de varios meses con ella, ya me están pareciendo bastante, bastannnnte suaves las posturas, demasiado, la verdad y la hora y media me parece eterna.
Pero lo de ayer nunca me había pasado. Es verdad que estaba un poco sensible, pero nada del otro mundo. Pero, es que ya a la media hora de clase ya me quería ir, me estaba pareciendo aburridísima.
Es más , después de la práctica, me fui a casa, sin hacer la relajación del final, que se supone que es lo más importante, ja,ja……
Pero , es que, se me hacía eterna la clase. Es más, es que acabé la práctica llorando y me fui y seguía llorando.
Después del paseo, antes de llegar a casa, estaba mejor. Pero aún así, tenía como un agobio de haberme ido de clase y no terminarla y de pensar , que a lo mejor , a pesar de lo que pensaba antes (aunque siempre he pensado que es bastante fácil), no me gusta cómo da las clases la profesora, a pesar de que al principio del curso dormía como un bebé.
En la primera clase que tuve con ella pensé que , bueno, “por favor, espero que avance y que vaya haciendo posturas diferentes,¿no? “, pero me da que no…. Bueno, tampoco puedo pedir mucho a un curso que ofrece un ayuntamiento. No sé. Pero a veces me es antiproducente. Ayer dormí fatal. Aunque después del paseo estaba mejor, ya mi cuerpo estaba en tensión. De verdadd!!
¿Algún consejo? Muchas gracias por leer. Buen día a todos.
Hola Ana! Lo que cuentas es más común de lo que crees, de verdad. A mí me costó casi una década encontrar a “mi profe”, y en ese camino he probado muchas clases que al principio me encantaban y luego… puff, sentía que no conectaban conmigo.
Es normal que al principio esa suavidad te ayudara a descansar y soltar, pero si ahora te aburre o sientes que no avanzas, tu cuerpo y mente simplemente te están diciendo que es hora de algo diferente. No te sientas mal por irte antes o por llorar, eso también es parte del proceso! El yoga no siempre es placentero, pero siempre es revelador.
Si te apetece explorar otras formas de practicar, en patreon.com/yoguineando tienes clases online muy variadas, para elegir según tu día, tu humor o tu energía. ¡Aquí estoy para lo que necesites!!