QUÉ HACER EN YOGA SI...
...me falta fuerza
En estos casos, los estilos que más trabajan la fuerza son los dinámicos.
Si sientes que después de un tiempo practicando no consigues desarrollarla lo suficiente y quieres complementarla con otra cosa, siempre puedes hacer pesas en el gimnasio, apuntarte a boxeo, natación y otros deportes donde se fomente esta habilidad.
Igualmente, para tu práctica regular de yoga, si sientes que tus miembros no sujetan tu cuerpo, es aconsejable adaptar las posturas apoyando las rodillas en khumbakasana o la postura de la plancha (página X) o usar cojines o mantas para aterrizar la frente en caso de caída. Es bastante común caerse durante la práctica de yoga y no pasa nada. Si mientras trabajamos la fuerza no confiamos en nuestros miembros, ¡solo hay que asegurarse de que tenemos algo blandito sobre lo que aterrizar por si acaso!
…me falta flexibilidad
Lo mejor es hacerte con accesorios como bloques y cinturones para hacer las posturas más accesibles. También doblar las rodillas en las flexiones hacia delante hará que el suelo esté más cerca y trabajes tu flexibilidad a la vez que te aseguras la salud de tu columna (que tanto se resiente cuando nos ansiamos por hacernos flexibles).
Por otro lado, el estilo que más desarrolla la elasticidad es el yin yoga.
Pero lo más importante es que seas paciente y vayas poco a poco. La flexibilidad que no se puede ganar de la noche a la mañana. Y en los pocos casos en los que se consigue rápidamente, también se va muy pronto. La constancia aquí es imprescindible. Para trabajar tu disciplina, tienes toda las claves en el libro El hábito hace al yogui.
…no tengo equilibrio
Si pierdes el balance a menudo y quieres trabajarlo, el hatha y los estilos dinámicos utilizan muchas posturas de equilibrio, también otras disciplinas como las artes marciales. Para mejorar tu estabilidad, es importante que mantengas tu atención controlada, aprendas a enraizar bien la base de la postura y actives bien los músculos de tu core.
Sin embargo, al final es más una cuestión mental que física. Lo comprobarás con el tiempo. De hecho, en yoga se fomenta visualizarse en las posturas de equilibrio antes de hacerlas. Suele ser bastante efectivo.
Pero, mientras tanto, si no confías en tu estabilidad, siempre puedes tener una pared o una silla cerca para sujetarte. ¡Lo hemos hecho todos!
…tengo miedo
De caerte de un equilibrio, de ponerte nervioso, de no ser suficiente, de la vida en general… Suéltalo. Déjalo ir. Todos vamos así las primeras veces a clase. No serás el único, pero eres suficientemente valiente como para ir a por ello. Mi recomendación, sin duda, es comenzar poco a poco, darte tiempo y siempre tener un experto cerca.
…me siento inseguro
Todos nos sentimos el patito feo alguna vez, ¡pero estás empezando! Incluso aunque lleves mil años, siempre va a haber gente en clase a quienes se les vea muy pros, ¡pero nadie sabe lo que hay dentro de su cabeza! Incluso aunque estuvieran iluminándose en ese momento, ¿qué importa? Lo importante es lo que esté pasando dentro de ti… Y es en ello en lo que trabajaremos en yoga.
Confía en mí. Poco tiempo después de empezar tu práctica, dejará de importarte lo que piensen los demás de ti. Para acelerar el proceso, nada como una práctica regular de meditación.
…me falta paciencia
¡Aquí estamos para trabajarla! El yoga, la meditación y los pranayamas (ejercicios de respiración) son excelentes prácticas para trabajar tus ansias, la necesidad de tenerlo todo controlado, la gratificación inmediata… Estas prácticas promueven la slowlife, el disfrute del momento presente, estar aquí y ahora. En definitiva, con el yoga nos hacemos conscientes. Y cuando somos conscientes, ¡no tenemos prisa para nada!
Y, recuerda, sigue siendo yoga, aunque no te sientas fuerte, no seas flexible, no llegues al suelo, no te concentres, no respires bien aún o te alteres.
El yoga no puede darse mal ni bien. Solo se da.El yoga se adapta al yogui y no el yogui al yoga.