En los últimos años hemos oído hablar del suelo pélvico bastante. Sin embargo, muchos aún no saben ni siquiera qué es ni dónde está. Los que se hacen una ligera idea piensan que es aquella adversidad que viven algunas señoras cuando ven cómo los órganos internos se les salen por la vagina.
Pues bien, no hace falta ser una señora y haber parido 5 veces para que finalmente te tengan que poner una malla dentro de la flor para mantenerlo todo ahí dentro. Y tampoco es lo único que le puede suceder a tu suelo pélvico. También te puede ocurrir lo contrario, que le hagas trabajar tanto que esté exhausto y se declare en huelga provocando dolor y malestar.
¡Pero no te asustes! No te tiene por qué suceder nada de esto. Pero es importante darle visibilidad y trabajar en nuestros bajos para mantenerlos sanos.
Nuestro estilo de vida actual pueden provocar estas dos situaciones.
También es importante que sepas que el suelo pélvico no se compone de la vagina y ya está (de hecho, los hombres también tienen uno y no tienen vagina…). Esta parte del cuerpo está compuesta de muchísimos más músculos (y muchos, muuuy profundos) como el elevador del ano, el piramidal, bulbocavernoso, isquocavernoso, trasverso superficial y profundo, pubovaginal, puborectal, entre otros.