Cuando trabajaba en la recepción de Yotopia (ahora Yoga Rise), un estudio de yoga en en el centro de Londres, no había día en el que alguna clienta no bajara a la recepción agobiada porque se le había olvidado la goma del pelo. Siempre teníamos de sobra para estos casos. Pero un día, hubo más olvidos de lo normal y se nos acabaron las gomas. Una chica tuvo que enrollarse el moño en un lápiz para poder hacer la clase sin que le molestara el pelo en la cara (aunque igual lo que le estorbaba era el lápiz clavado en el cogote). Precisamente por eso me cuesta creer que estén cómodas las chicas en Instagram cuando se graban videos practicando con el pelo en la cara.
¡No lo entiendo!
La verdad es que el tema del pelo es algo que siempre me ha fascinado en la práctica del yoga… De hecho, una de mis primeras viñetas surgió de la imposibilidad de encontrar un peinado que pudiera satisfacer cada postura en una sola clase de yoga.
¿Tú cómo practicas? ¿pelo suelto o recogido?
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